Si hay algo positivo del confinamiento perimetral, es que nos ayuda a descubrir y conocer nuevos rincones de nuestra ciudad.
Hoy nos vamos hasta Alcabre para visitar la finca Villa Solita, que fue una importante casa señorial de finales del siglo XIX.
- Un poco de historia 😉
Los primeros registros sobre la finca se remontan a 1876, cuando era propiedad de Eloy RodrÃguez Abeleira.
Unos 27.000 metros cuadrados con viñas, árboles frutales y frente a la casa magnolios, camelios, palmeras y hermosos jardines, también varias edificaciones para los caseros y cuadras, además de un gran lago, surtido de una mina próxima, en el que habÃa barcas con remos.
Era un antiguo caserón de piedra de planta cuadrada con grandes arcos, una escalinata de acceso a la planta superior, un mirador y una pequeña capilla anexa.


La propiedad propiedad pasarÃa a manos de Enrique González Cabrera en 1879, un oficial de Marina que vivió en la finca con su esposa Antonia hasta su fallecimiento. Queda entonces en manos de esta joven viuda conocida entre los vecinos como señorita Nena y que vivió muchos años en la finca con sus dos criadas Elvira, Enriqueta Rodriguez Casas y el sobrino de ésta hasta que murió cuando era una anciana en el año 1950. Entonces la finca es heredada por sus criadas, y tras el fallecimiento de Enriqueta, pasa a manos de su sobrino Máximo RodrÃguez, casado con una vecina de Bouzas llamada Soledad Plana Rivero: Solita.



- La rehabilitación
La propiedad llega a manos del concello en 1993, cedida por un promotora inmobiliaria, y hace un par de años que la villa se rehabilitó por completo y ahora podemos recorrer su interior gracias a los recorridos que se han habilitado tras reformar la estructura, que se ha preservado todo lo posible.



El arbolado se ha dejado a un lado para que la fachada principal luzca más y se ha puesto énfasis en la iluminación, para realzar (de noche) todo el conjunto.


Veréis una placa en la que se cuenta la historia de la villa, de estilo indiano. Está abierto al público y es de acceso libre. El edificio está rodeado de jardÃn asà que los peques, después de hacer esta «visita cultural» tienen un montón de espacio para jugar, no obstante podemos completar la tarde sin salir de Alcabre 😉 aquà ⇓⇓

Ubicación: