En nuestro fin de semana viviendo la experiencia «Aloia Nature»(que podéis ver en este enlace), un alojamiento forestal con mucho encanto para vivir una experiencia fantástica en familia en plena naturaleza, el primer plan que nos tenían preparado era visitar el Parque Natural.
Una vez instalados, cogimos nuestras bicis eléctricas 😬 y subimos al Parque Natural Monte Aloia.
A pesar de tenerlo tan cerca, no recordaba haber estado nunca (quizás de pequeña) … por este motivo para mi fue todo un descubrimiento.
Se trata del primer parque natural que se creó en Galicia con un entorno natural único, con más de 10 Km de sendas para descubrir cipreses, abetos, carballos,… animales como conejos, jabalís, ardillas,… miradores con unas extraordinarias vistas sobre el río Miño, restos prehistóricos y romanos, lugares rodeados de numerosas leyendas.
En fin, una maravilla! A medida que íbamos subiendo hicimos varias paradas técnicas, para beber en alguna de sus fuentes y para conocer alguno de los rincones escondidos más bonitos y menos transitados.
Imprescindible también con los peques la visita al Centro de Información e Interpretación del Parque Natural Monte Aloia. Cuenta con una exposición con varias secciones, acerca del monte, sus orígenes, fauna, flora, rutas, etc… Hay algún que otro juego interactivo que a los peques les gustó mucho, como uno en el que hay que introducir la mano en unos huecos y tratar de deducir qué es lo que están tocando a través del tacto!! Un rato muy divertido 😉
El centro está abierto de martes a viernes de 10:30 a 14:00 horas y sábados, domingos y festivos de 10:30 a 14:30 horas y de 16:00 a 18:00 horas. La entrada es gratuita.
Poco después llegamos a la cima, era mediodía, así que allí mismo, en el restaurante del bar Monte Aloia, con unas estupendas mesas de piedra comimos al aire libre mientras los niños jugaban tranquilamente. La comida fue correcta y las raciones abundantes. Lo recomendaría sobre todo por el entorno, si hace bueno es una maravilla comer en el exterior, aunque también podemos hacer un picnic y llevar la comida de casa, ya que hay un montón de merenderos con mesas.
Una vez terminada la comida nos fuimos a disfrutar de todo lo que nos ofrece el parque natural y su área recreativa.
Pasear por cualquiera de sus rincones es una maravilla y lo mejor es que no hay demasiada gente, por lo que se disfruta un montón. Los niños pueden jugar un rato en el parque infantil en el que todos los elementos están hechos de madera.
Allí mismo se encuentra la hermita de San Xiao, visitar su zona exterior es como viajar al pasado.
Imprescindible subir a alguno de sus miradores porque las vistas son espectaculares, sobre todo a la gran cruz de piedra desde donde podremos ver la desembocadura del río Miño. En alguno de ellos podremos ver incluso las Islas Cíes.
También visitamos el castro de Alto dos Cubos, muy cerquita de Aloia Nature y en el que se pueden ver los restos de tres viviendas circulares y que datan del S. II.
En definitiva, rincones preciosos, mucha naturaleza, vistas panorámicas, restos arqueológicos de gran valor, tiene de todo para ir a pasar el día, el Aloia no defrauda.
Solo quedaba regresar con nuestras bicis a Aloia Nature 😉
Comments
Montse
Sería perfecto