Una vez más, Cristina Rodríguez, psicóloga de CRC Psicología (en Gran vía 2, 2° drcha), vuelve a Little Vigo para darnos unos consejos para que la vuelta al cole sea lo más llevadera posible!
Alegría, frustración, ansiedad, excitación, miedo, inquietud… y otro sin fin de emociones y conductas son las que podremos observar en nuestros hijos durante los próximos días, representan el (ansiado para algunos y temido para otros) momento de volver al cole.
Casi tres meses de vacaciones después, horas de juego, y cambios de horarios y domicilio, por fin ha llegado el día de volver a la rutina, una rutina que mientras trae algo de tranquilidad a los padres, supone cierto nerviosismo para los más pequeños de la casa. Los niños necesitan tener rutinas, horarios, continuidad… por lo que es natural que el cambio que supone la vuelta les haga estar más inquietos, ya sea por la alegría de volver (reencontrarse con sus compañeros, sus profes…) o por el temor que algunos niños tienen a la presión de las tareas escolares, los exámenes y los intensos madrugones.
¿Qué podemos hacer entonces para que la vuelta no se haga cuesta arriba?
- Vuelta a las rutinas con antelación: es muy positivo para los niños que durante la última semana de vacaciones retomen los horarios que llevaban a cabo durante el curso. Cuando llega el verano los días son más largos y los peques no quieren acostarse a la misma hora; sin embargo, de cara a empezar el curso de nuevo es importante que retomen la hora habitual de acostarse y una hora cercana a la que vayan a levantarse. Así, la adaptación a las rutinas escolares será más progresiva y asimilable para ellos
- Retomar los límites: durante estos últimos meses quizá nos hayamos vuelto algo más permisivos con las horas de televisión o Tablet, pero una vez más, los límites ayudan a los niños a entender como adaptarse a los distintos contextos en los que se desenvuelven, son una guía necesaria de comportamiento, evitan que el niño se sienta perdido y generan confianza en sus padres, pues ellos son los que saben que es más apropiado para su futuro. Por lo tanto, es el momento de retomar las horas restringidas de electrónica y los horarios de deberes, aseo, etc.
- Mantener el tiempo de ocio: no podemos dar a entender a los niños que la vuelta al cole supone el fin del tiempo de ocio, por lo que es especialmente importante que esos primeros días tengan tiempo para todo, para hacer las tareas correspondientes y para jugar igual que hacían en verano. Además esto les ayudará a relajarse después de la tensión de los primeros días.
- Centrarse en lo positivo: el inicio del curso supone el reencuentro con amigos que llevan todo el verano ausentes, con esos profesores a los que han cogido cariño, y por supuesto, la vuelta a las actividades extraescolares que tanto gustan. Todos estos son aspectos positivos que podemos destacar al hablar de la vuelta al colegio. Algunos niños tienden a centrarse en aquello que menos les motiva (estudiar, hacer exámenes, tener responsabilidades…) por eso es bueno que les recordemos casi de forma accidental que van a volver a encontrarse con su amigo de clase del que llevan hablando todo el verano: ¿Qué habrá hecho Pablo en vacaciones?; ¡Seguro que estás deseando contarle a María lo bien que lo pasamos en Londres!; ¿Que actividades quieres hacer este año?; ¿Buscamos esas clases de baile que tanto te apetecían?.
- Muéstrate tranquilo: los niños son como esponjas, absorben todo lo que observan en nosotros, por lo que si estás nervioso ante sus primeros días en el cole, es probable que tu hijo se empiece a mostrar igual de nervioso, no podemos olvidar que somos sus figuras de referencia por lo que les ayudará ver lo ilusionados y tranquilos que están sus padres por el inicio del curso.
- No juzgar antes de empezar: tratemos de evitar comentarios como: espero que este año te esfuerces un poquito más; ya te puedes poner las pilas nada más empezar, no como el curso pasado… Este tipo de frases suponen cierta descarga para los padres pero por lo general no motivan a los hijos, si no todo lo contrario, aumentan la presión sobre el inicio de curso y dan la sensación de que hay poca confianza depositada en el niño. Si queremos fomentar un cambio es más fácil que ese cambio se de si lo planteamos en positivo, la atención hacia el mensaje (tanto de niños como de adultos) será mayor, así como también la motivación. Por eso es mejor que nos centremos en aspectos como comprar una agenda que llame su atención, o proponerle hacer una lista con las tareas a realizar cada día para guiarse y seguir un orden.
En definitiva, como para todo no hay una fórmula mágica que nos garantice un inicio fácil y llevadero, pero si podemos anticiparnos a los madrugones para que no les pille desprevenidos, conservar esos ratos de juego que tanto disfrutan y en los que también aprenden, y por supuesto, mostrarles el lado positivo de cada situación, escuchando sus preocupaciones sin juzgarlas ni valorarlas.
Y que no se os olvide… ser padres y no superhéroes!, los errores son parte del aprendizaje de niños y adultos.